Es un verbo que nos encanta. Significa repartir felicidad cada vez que vamos al notario. No os imagináis la emoción que tenemos al descubrir el nombre, la edad y la población del afortunado ganador del premio. Pensad que ante el Notario sólo enviamos los identificadores; es genial poder llamar a la persona ganadora y descubrir de quién se trata. La sorpresa siempre es mutua.